La Página.com 27-06-10
Este domingo se cumplen ocho días desde la masacre perpertrada por supuestos pandilleros en Mejicanos. 16 personas murieron calcinadas y alrededor de 15 resultaron con graves quemaduras. Una de esas personas es José, quien logró sobrevivir al romper una ventana y luchar por su vida. Hasta ahora la PNC ha logrado la captura de doce sospechosos de perpetrar la masacre.
José se recupera poco a poco en el hospital Rosales
José venía de trabajar el domingo en la noche. Labora como despachador de una ruta del transporte público y jamás pensó que un día sería víctima de la ola de violencia que impera en este país. Esta es su historia:
"Ese domingo estaba apresurado por llegar a mi casa y me fui en la ruta 47 para llegar más rápido para estar con mi familia; mi angustia fue cuando llegando a la parada de los multifamiliares, bastante conocida de esa zona de Mejicanos, un delincuente se subió a la unidad y le dijo al motorista: dale no pares que te quebramos. A los pocos metros se subieron los demás y pararon el microbús y dijeron con voz imponente: '¡Vamos a quemar el carro!'
"Todos los que íbamos allí nos volvimos locos por bajarnos, pero no nos dejaron, rápido saltaron los que estaban con armas y nos amenazaron que nos matarían si intentábamos algo. En ese momento no tuvimos más escapatoria que hacer caso de los que nos decían los encapuchados.
"Para la sorpresa de todos los que íbamos allí el microbús comenzó a ser rociado con gasolina desde niños, ancianos, mujeres y hombres, no les importó nada, para ellos la vida de todos los que nos conducíamos el microbús no valía nada y mucho menos ellos tendrían consideraciones con las criaturas que gritaban del terror.
"Una vez más nos dijeron el que se baje se muere, de repente cerraron la puerta y le pusieron algo para que nos pudiéramos abrirla desde adentro, en un instante escuchamos disparos, quejas, gritos de todo, habíamos entrado en pánico.
"El vehículo agarro fuego con todos sin poder bajar. Los pandilleros se fueron después de los disparos y empezamos todos a romper ventanas, abrir la puerta, para poder bajar. En un inicio quise romper una venta pero una señora que estaba en “shock’’ no me dejaba.
"¡Yo pensé, no me quiero morir! logré romper un vidrio y me dispuse a salir, antes de salir una señora me agarró del pie, como diciendo ayúdeme, pero ya no pude hacer nada por ayudar a sacar a nadie más, me desmayé al salir por pocos tiempo cuando desperté un muchacho me ayudó a levantarme recuerdo y después casi no podía ponerme en pie por el humo y la gasolina que aspiré me volví a desmayar.
"Cuando desperté me encontraba en el hospital Rosales, ya había llegado mi esposa al lugar.
"No sé por qué hicieron eso, quizá andaban drogados pero no se vale jugar así con la vida de las personas, me imagino que son de esos alrededores porque conocían bién el lugar y sabían lo que estaban haciendo.
"Hoy me siento tranquilo porque ya hablé con mi familia, la verdad es que los que más sufren son los hijos; uno de mis hijos no quería ni comer y gracias a Dios hable por teléfono con él y sólo me preguntaba ¿quién te hizo esto papito? Y dígame alguien cómo le explico que son gente mala que no se tocan el corazón, yo no quiero que mi hijo crezca en este ambiente de inseguridad, de verdad yo espero que las autoridades hagan algo para que situaciones como esta no vuelva pasar, no se lo deseo a nadie.
"Aquí en el hospital me he dado cuenta que 16 personas murieron y muchas más resultaron quemadas, como yo. Tuve mejor suerte, porque tendré la oportunidad de abrazar a mis hijos y decirles cuanto los amo. Me duelen las quemaduras, pero solo le pido a Dios que se acabe la violencia en El Salvador".
Este domingo se cumplen ocho días desde la masacre perpertrada por supuestos pandilleros en Mejicanos. 16 personas murieron calcinadas y alrededor de 15 resultaron con graves quemaduras. Una de esas personas es José, quien logró sobrevivir al romper una ventana y luchar por su vida. Hasta ahora la PNC ha logrado la captura de doce sospechosos de perpetrar la masacre.
José se recupera poco a poco en el hospital Rosales
José venía de trabajar el domingo en la noche. Labora como despachador de una ruta del transporte público y jamás pensó que un día sería víctima de la ola de violencia que impera en este país. Esta es su historia:
"Ese domingo estaba apresurado por llegar a mi casa y me fui en la ruta 47 para llegar más rápido para estar con mi familia; mi angustia fue cuando llegando a la parada de los multifamiliares, bastante conocida de esa zona de Mejicanos, un delincuente se subió a la unidad y le dijo al motorista: dale no pares que te quebramos. A los pocos metros se subieron los demás y pararon el microbús y dijeron con voz imponente: '¡Vamos a quemar el carro!'
"Todos los que íbamos allí nos volvimos locos por bajarnos, pero no nos dejaron, rápido saltaron los que estaban con armas y nos amenazaron que nos matarían si intentábamos algo. En ese momento no tuvimos más escapatoria que hacer caso de los que nos decían los encapuchados.
"Para la sorpresa de todos los que íbamos allí el microbús comenzó a ser rociado con gasolina desde niños, ancianos, mujeres y hombres, no les importó nada, para ellos la vida de todos los que nos conducíamos el microbús no valía nada y mucho menos ellos tendrían consideraciones con las criaturas que gritaban del terror.
"Una vez más nos dijeron el que se baje se muere, de repente cerraron la puerta y le pusieron algo para que nos pudiéramos abrirla desde adentro, en un instante escuchamos disparos, quejas, gritos de todo, habíamos entrado en pánico.
"El vehículo agarro fuego con todos sin poder bajar. Los pandilleros se fueron después de los disparos y empezamos todos a romper ventanas, abrir la puerta, para poder bajar. En un inicio quise romper una venta pero una señora que estaba en “shock’’ no me dejaba.
"¡Yo pensé, no me quiero morir! logré romper un vidrio y me dispuse a salir, antes de salir una señora me agarró del pie, como diciendo ayúdeme, pero ya no pude hacer nada por ayudar a sacar a nadie más, me desmayé al salir por pocos tiempo cuando desperté un muchacho me ayudó a levantarme recuerdo y después casi no podía ponerme en pie por el humo y la gasolina que aspiré me volví a desmayar.
"Cuando desperté me encontraba en el hospital Rosales, ya había llegado mi esposa al lugar.
"No sé por qué hicieron eso, quizá andaban drogados pero no se vale jugar así con la vida de las personas, me imagino que son de esos alrededores porque conocían bién el lugar y sabían lo que estaban haciendo.
"Hoy me siento tranquilo porque ya hablé con mi familia, la verdad es que los que más sufren son los hijos; uno de mis hijos no quería ni comer y gracias a Dios hable por teléfono con él y sólo me preguntaba ¿quién te hizo esto papito? Y dígame alguien cómo le explico que son gente mala que no se tocan el corazón, yo no quiero que mi hijo crezca en este ambiente de inseguridad, de verdad yo espero que las autoridades hagan algo para que situaciones como esta no vuelva pasar, no se lo deseo a nadie.
"Aquí en el hospital me he dado cuenta que 16 personas murieron y muchas más resultaron quemadas, como yo. Tuve mejor suerte, porque tendré la oportunidad de abrazar a mis hijos y decirles cuanto los amo. Me duelen las quemaduras, pero solo le pido a Dios que se acabe la violencia en El Salvador".